Si hablamos estrictamente del futbolista, ms que del icono, las tornas han cambiado de manera radical, de dos aos a esta parte para Kylian Mbapp. El Real Madrid, a nivel de ttulos y de prestigio internacional, se ha mantenido intacto, por no decir que ha salido reforzado. Gan su Dcimocuarta estrujando el adn hasta el tutano y volviendo a dejar boquiabierto al mundo del ftbol por su im
presionante idilio con la Champions, a la que, paradjicamente, tanto repugna a nivel institucional.
Por el camino,
Vinicius
se ha mostrado como uno de los jugadores ms desequilibrantes del mundo, Rodrygo se ha asentado como un extraordinario delantero y el impacto de
Jude Bellingham
, esta temporada, ha sido de tal calibre que pocos dudan de quin debe ser el estandarte, el lder positivo del Madrid del futuro. En sus hechos, incluso en sus palabras, se le nota el agradecimiento por la oportunidad de disfrutar de estos compaeros y de la grandeza del club en todo su contexto. Su rebosante ilusin es contagiosa. Se ha metido a la aficin en el bolsillo.
Sera insensato dudar de lo buensimo que es Mbapp, pero el francs es un universo en s mismo. Necesita que todo gire en torno a l. Ha estirado demasiado la cuerda para ser alguien fiable a ojos del orgulloso madridismo. Llegados a este punto, el francs necesita mucho ms un club con la proyeccin, el palmars y la historia del Madrid que al revs.
Hay hasta un punto metafrico en la manera en que cada uno celebra sus goles. El ingls es expansivo, se planta en el csped, abre sus brazos y hace partcipes a los aficionados de su alegra. Mbapp coloca sus manos debajo de sus axilas y pareciera que se abraza a s mismo. Es muy suyo.
Supongo que el plan de negocio y la tentacin de fichar a un galctico son argumentos con demasiado peso en el mundo de los poderosos, pero Kylian debera demostrar un mnimo de ilusin, ms all del salario, por vestir de blanco. El pster del nio ya ha prescrito. Valdra con la mitad de la que tiene Bellingham.