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Olaf Rye y su salto para la humanidad

La mañana del año nuevo se resume en la marcha Radetzky de Viena y los saltos de Garmisch Partenkirchen, una de las cuatro citas por los trampolines de esquí más famosos de Europa. El ganador volará, probablemente, por encima de los 140 metros en cada uno de los dos saltos, ayudado por la aerodinámica de unos esquíes de fibra de carbono de tamaño en relación con el peso de los saltadores en función del índice de masa corporal, trajes de entre 4 y 6 milímetros de grosor y bien ceñidos -menos de 2 cm de holgura- para evitar la flotabilidad.

Abajo, el sonido familiar de los cencerros jaleará cada uno de los intentos, una música que delata una fiesta fabulosa en la localidad vacacional de Baviera, producto de la unión de los dos pueblos por orden de Adolf Hitler en 1935, previa a la celebración de los Juegos Olímpicos del 36. En la competición participarán 58 saltadores de tres continentes

En su origen, en el primer salto con esquíes de la historia, no consta que hubiera ruidos de latón, algarabías ni una competición multitudinaria. Apenas unos soldados aburridos en una colina que ellos construyeron con nieve en Lekum Gard, una granja a 300 metros de la iglesia de Eidsberg, al sur de Noruega. Y ahí un 18 de noviembre de 1808, uno de sus oficiales, Olaf Rye, para impresionar a sus tropas, con unos esquíes de madera, unas botas Lauparsko, las clásicas de minero, y una rama en la boca para mitigar la sensación de miedo, estableció el primer registro que recoge la historia: 15 ells, una antigua unidad de medida noruega que equivaldría a 9,44 metros.

Imagen del capitán Olaf Rye, el primer plusmarquista de saltos de esquí

Imagen del capitán Olaf Rye, el primer plusmarquista de saltos de esquí

Militar del ejército noruego-danés, aliado en aquel tiempo de Napoleón, pero destacado en un frente sin apenas tareas, había nacido en 1791 en Telemark (Noruega). La familia tenía una larga tradición militar y sus tres hermanos eligieron la profesión de oficial, lo que abocó a Rye al mismo camino.

A los 12 años se alistó en el Cuerpo de Cadetes de Infantería, en el que se licenció con 15 años en 1807. Los escritos de la época le retratan como un joven temerario, atlético, un buen cazador y que le gustaba vivir en la naturaleza. En la época en la que instauró de forma involuntaria ese récord mundial, era lugarteniente, aunque acabada la guerra con Suecia, en la que no entró en combate, se dedicó a labores de topografía un tiempo en el ejército, donde ascendió a teniente con sólo 18 años.

Un mercenario

La derrota de Napoleón y las consecuencias para Noruega, que quedó anexionada a Suecia, repercutieron en Rye. Se negó a reconocer al Rey Carlo XIII y se convirtió en un mercenario. Se alistó en el ejército prusiano tras el regreso del emperador francés de la Isla de Elba, pero la burocracia militar fue tan lenta que le impidió participar en la batalla de Waterloo, una gran guerra como él deseaba. Posteriormente, se trasladó al ejército danés, donde ascendió a capitán al frente del Regimiento de Oldenborg en Rendsborg. Intentó fallidamente un permiso para apoyar al ejército ruso, pero no se lo concedieron.

Entonces la tragedia se cebó con él. Se casó con la hija de un oficial que falleció al mes siguiente del matrimonio y sólo nueve años después, con la hermana de aquella, que también fue víctima de la enfermedad en 1832. Sus dos hijas, una en cada matrimonio, fallecieron a una edad prematura. Diez años después se casaría por tercera vez con una adinerada mujer y tuvo un hijo.

Imagen de unos saltos de esquí rescatada de una enciclopedia de 1890

Imagen de unos saltos de esquí rescatada de una enciclopedia de 1890J. G.

Defendiendo a Dinamarca, se desempeñó como general de división y, al frente de 7.000 hombres, jugó un papel decisivo en la batalla de Fredericia de 1849, que rompió el asedio de la ciudad por los rebeldes de Schleswig-Holstein, en la península de la actual Dinamarca. Era un difícil dilema para él. Su regimiento se había adherido a los insurgentes. Varios de sus compañeros oficiales, sus cuñados y algunos amigos estaban del lado alemán. Pidió al Ministro del Ejército que lo relevaran de su mando, pero, al final, cambió de opinión y encabezó el asalto como coronel.

Murió durante esa toma de dos disparos al amanecer y es considerado un héroe de guerra danés. Fue enterrado en una fosa común en el campo de batalla, pero sus restos mortales serían luego trasladados al cementerio militar Garrison de Copenhague. Una calle de Bergen lleva su nombre. En el circo de la nieve, su salto de 9,5 metros no es más que una simpática anécdota. Se mantuvo como récord del mundo hasta 1868 cuando Sondre Norheim, el padre del esquí moderno, realizó un salto de 19,5 metros.




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