Luke Humphries despierta del sueño al joven Luke Littler en la final del Mundial de dardos

En el duelo de los Luke, Humphries y el joven de 16 años Littler, se interrumpió el cuento de Navidad. El primero, número 3 del mundo, alzó el título del Campeonato del Mundo PDC al derrotar al Messi de los dardos por 7-4. La sensación se queda con los titulares de una semana inolvidable para el deporte mundial y el récord del subcampeón más joven de la historia, un aprendizaje y un futuro que sitúa su figura y este deporte en otra dimensión.

Humphries, 28 años, que había ganado 6-0 en las semifinales -el partido decisivo se jugó a un set más-, comenzó a todo trapo. Aunque tiró primero Littler, el circunspecto inglés rompió ‘el servicio’ a la primera. El tirador adolescente no llegaba ni a 90 puntos de media por tirada, como si el gran día, la fama creada -se vendían ya hasta bufandas con su cara-, los ratings de Sky disparados bloquearan su mente. De las seis primeras mangas, cinco cayeron en manos del contricante para ponerse un set arriba y 0-2.

Pero lo que parecía un paseo, fue un vuelco formidable. Littler se anotó cinco 501 seguidos. Soberbio fue el cierre para el 2-2 con un triple 20 y un 11 doble. La final era un ida y vuelta, un combate de boxeo en el Alexandra Palace. A las cinco mangas del joven respondió el hierático inglés con otras cinco para remontar otro 0-2 y llevarse el tercer set. Ganador de todos los títulos importantes menos el Mundial, Humphries jugaba como el que cose.

La final era trepidante (2-2). Se habían jugado 19 mangas y se habían producido 9 breaks y 13 plenos (180). Ninguno de los finalistas había conseguido ganar el set cuando empezaba primero. El pabellón era un hervidero.

Por fin en la quinta manga se aguantó la tirada. Littler, que tiraba primero, puso el 3-2. Era la primera vez que se veía por delante en la final ante el cabeza de serie número 3 y en un festival de ‘veintes triples’ también se llevó la sexta en blanco (4-2). Luke era un tifón. La puntuación de cada tirada en los dos últimos sets estaba por encima de 104. La idea de desbancar del récord histórico de precocidad a Michael Van Gerwen, que ganó con 23 años el World Grand Prix de 2012, tomaba cuerpo.

Triples y dianas

Humphries elevó la apuesta. Recortó distancias a base de 180’s (a estas alturas llevaba 15 por 8 de Littler), ayudado porque el pequeño Luke con 2-2 falló al dos doble para cerrar. En una tónica endiablada de breaks (19 de 34), se permitió el lujo de elevar el 4-4 con una diana (bull). Sus tanteos medios ya se iban por encima de 114 en el octavo set (113 en el séptimo), de locos. Habían transcurrido 75 minutos de juego en un pispás.

Llegó el momento crítico. Humphries ya estaba en modo campeón. Elevó a 20 los veintes triples (9 en aquel momento tenía Littler) y retomó la cabeza. La diana era ya un gruyere por la versatilidad de ambos para combinar las matemáticas. En el décimo set, el joven de Warrington completó su segunda diana roja la segunda manga. La respuesta de Humphries fue un puñetazo definitivo: cerró con 10 dardos para poner el 2-1 y, de tacada, instaló el 6-4 con otro bull que le dejaba a las puertas del título. De 2-4 se había pasado a ese tanteo.

El último set cobró la misma intensidad. Con empate a dos y Humphries doblando en plenos a Littler (24 por 12 al final del encuentro), el adolescente aún tuvo una oportunidad para prolongar el partido. Falló en el siete doble y entregó el título al adversario que cuando acertó con el ocho doble se arrodilló en el suelo. La batalla más seguida de la historia tenía campeón.