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España estará en los Juegos Olímpicos de París 2024. Sin jugar y pensando, con estiramientos, preparación de las camisetas y mente en otro lado -quién sabe si sigue sonando el ‘Vals del Obrero’ en el vestuario-, en Hungría. Pero ‘La Familia’ tiene a su selección femenina en el torneo olímpico de la capital gala. Lo hizo sin jugar, porque Japón batió a Canadá (82-86) y garantiza que en caso de empate entre España y las de Víctor Lapeña la plaza sea de la selección. Son olímpicas y la FEB mete a las chicas por sexta vez.
España hace piña.
No ha sido un asunto sencillo pese a finalizar sin jugar sobre la cancha. España llegó a un torneo con jugadoras entre algodones. “Nos preocupan”, repitió Miguel Méndez, el seleccionador. Y Japón rompió el inicio con un partido marcado por sus 15 triples y un acierto desmesurado de Hayashi. Tuvieron que tumbar a Canadá, en una decisión final en la que Maite Cazorla, Cristina Ouviña y la debutante Megan Gustafson se impusieron. “Si jugamos a nuestro estilo ganamos a cualquiera”, repitió la canaria. Lo podrán demostrar en los Juegos.
Así ganó Japón
Precisamente, Japón dio el billete. La presentación nipona fue la suya habitual. Miyazaki y Yamamoto, dos pequeñas pero con capacidad de acelerar, trataron de abrir las primeras ventajas, aunque Canadá pronto entendió que el juego interior les daría réditos. Achonwa, muy nutrida, cerró los primeros parciales (20-20, 10′). Aunque no diezmó a las plata en Tokio, eso no va con ellas. Siguieron con el volumen y acierto hasta dejar un marcador poco o nada habitual al descanso del baloncesto femenino (46-50, 20′).
Mawuli trata de avanzar.
Pudieron romperlo, con un 0-10 orquestado por Evelyn Mawuli. Pero Canadá siguió percutiendo con Kayla Alexander, la interior más destacada del torneo junto a las húngaras Hátar y Juhasz y la española Gustafson. Ni el triple final de Yamamoto sirvió. Con ligera ventaja asiática, pero todo igual. Se siguió demostrando en el amanecer de la segunda mitad, más con la irrupción de Bridget Carleton. Hizo nueve puntos que metieron a Canadá de lleno, les dieron ventajas y también frenaron el enésimo acelerón de Yamamoto y Mawuli (63-63, 27′).
La pequeña base, eso sí, seguía siendo el factor indefendible. Corre, tira, ordena y desquicia, aunque Canadá no permitió excesivas fiestas (67-70, 30′). El billete, a decidir en un sprint de 10 minutos. Con la misma tónica de los tirones nipones, volviendo a tomar el mando Mawuli y su capacidad para recibir contactos pero lanzar frontal. Y las respuestas de una Carleton sensacional (74-75, 34′).
El billete -o los, mejor dicho- al tiempo del ‘clutch’. Japón lo comenzó a interpretar mejor, encontrando a Miyazaki y Takada leyendo cambios de asignación y con fuerza atrás para impedir bola al físico canadiense (79-83, 38′). Además, las de Víctor Lapeña sumaron malas gestiones en sus movimientos: dos jugadas seguidas incurriendo en pasos y dobles. Y Yamamoto, cuando la bola quemaba, dibujó una bandeja imposible. Era medio partido. Japón no defraudó y los 21 puntos de su genial base valían oro.
Celebración de Japón.
El proyecto de España
Con nuestro estilo ganamos a cualquiera
Para España, aunque su mente solo está en lo que pasará ante Hungría, es la constatación de un nuevo y gran proyecto deportivo. Sí, sufrió por el camino palos como el EuroBasket de casa, la no clasificación para el Mundial o la eliminatoria de los Juegos de Tokio que Francia ganó. Pero vuelven. Entre las veteranas, con Alba Torrens que cumple 202 partidos con España, supera a su capitana Silvia Domínguez y jugará sus cuartos Juegos. Y las jóvenes dando el paso ejemplificadas entre las Gustafson -otra apuesta que sale de la FEB como ocurrió con Lorenzo Brown-, Cazorla o Conde. Se dio el primer paso con la plata del EuroBasket. “Sabe mejor”, dijo Raquel Carrera a MARCA. Y se hace real con el billete a los Juegos. Tras otro preolímpico, como pasó en el de Belgrado que clasificó a Tokio. Pero con solvencia y creciendo. “Nuestra esencia es defender, correr y compartir el balón”, explicó Miguel Méndez.
Celebración de Torrens y Cazorla.
En la historia seguirá presente la única medalla olímpica del baloncesto femenino español. Aquella épica de Río 2016 que supo a ‘oro’ por romper un techo histórico. La semifinal contra Serbia, en la que Torrens y Nicholls se comieron a las balcánicas, y una final contra las imbatibles Estados Unidos que volverán a París con un Dream Team. Eso será en verano. Hasta allí, soñar es gratis. Y se permite.
